Pediatría

Por su importancia e incidencia, el abordaje de los pacientes con sobrepeso u obesidad debería ser uno de los principales objetivos a corto, medio pero sobre todo a largo plazo de cualquier pediatra. Existe un desconocimiento muy importante de las bases de la alimentación, lo que asociado al intenso cambio social que ha acontecido en los últimos 60 años, ha contribuido sobremanera a que los patrones de peso se modifiquen a peor. La inmediatez, las prisas, la comodidad y, en gran parte la publicidad en televisión y otros medios digitales, han dado paso a la población con más obesos de la historia de la humanidad y, lejos de tener un final cercano, progresamos a toda velocidad hacia una población mundial con más obesos cada vez.


Un conocimiento de las bases de una alimentación saludable, no obesogénica, real y sin ultraprocesados, es imprescindible para conseguir un adecuado manejo del peso, sin que resulte complejo mantener el patrón alimentario en el tiempo, evitando las recaídas y la frustración asociada a las dietas restrictivas o monótonas.


Por tanto, la pretensión desde la consulta de pediatría, es la de lograr modificar el hábito alimentario del niño y su familia para conseguir los objetivos tanto en peso como en salud, pues la obesidad se asocia muy frecuentemente con el llamado síndrome metabólico y con muchas otras patologías a muy distintos niveles.


Orientar en la alimentación desde las primeras etapas de la vida, generará lactantes saludables, que se convertirán en niños y adolescentes saludables.
Si forjamos un patrón alimentario adecuado, tendremos una base sólida para mejorar la calidad de vida de la población futura.


Es por ello que, la importancia de la alimentación comienza en el momento del nacimiento del niño, con el asesoramiento sobre la lactancia, bien sea materna o artificial; pasando por la introducción de
la alimentación complementaria y su progresión hasta alcanzar la alimentación del adulto; pasos que la familia dará acompañada de su pediatra de confianza.
En relación con el desarrollo estatural del niño, es importante conocer cuáles son los agentes implicados en el crecimiento en las diferentes etapas de la vida y cómo actúa el organismo para conseguir alcanzar su talla definitiva. De nuevo, la alimentación juega parte fundamental en la producción hormonal y puede modificar los tiempos de desarrollo puberal y la talla final.


No obstante, además de estos factores controlables de forma externa, pueden existir problemas en la producción hormonal no modificables, pero sí susceptibles de diagnóstico y, en muchas ocasiones, de tratamiento, por lo que es importante consultar cuando nos asaltan dudas sobre si nuestro niño es demasiado bajo o alto con respecto a lo que sería esperable para su edad.


En otras patologías endocrinológicas, como son la diabetes mellitus tipo 1 o los problemas de tipo tiroideo o de la glándula suprarrenal, el control estricto del niño y su seguimiento periódico, puede ayudar a estabilizar los procesos y a generar una integración de los mismos lo más natural posible en la vida del niño o niña. Por eso es importante contar con un pediatra cercano donde acudir a resolver cualquier duda que surja al respecto, por mínima que sea, que tranquilizará y acompañará a los tutores de esos peques y hará más llevadero el proceso.