Durante la aplicación, la energía pulsada que emite este láser calienta el H2O hasta llegar a su punto de ebullición, generando así la vaporización de las capas superficiales de piel. Debido a esto comienza el proceso de regeneración natural del cuerpo que da lugar a una piel nueva y sin lesiones.

Los equipos de láser CO2 fraccionado emiten minúsculos haces de energía, con un diámetro microscópico, bien separados unos de otros. Estos microhaces penetran en la piel formando columnas, y entre ellas queda tejido sano, permitiendo una respuesta de curación mucho más rápida del tejido y una considerable reducción de los efectos secundarios.

Las microheridas causadas por el láser de CO2 fraccionado hacen de punto de partida para el proceso de cicatrización y reconstrucción, de modo que la piel sana reemplaza a la dañada consiguiendo una reepitelialización total en poco tiempo.

A diferencia de los viejos equipos de laser de CO2, los de la actualidad no causan un enrojecimiento prolongado, no provocan cambios de pigmentación, no tienen riesgo de infecciones y ofrecen mejores resultados.